Si me lo cuentan hace unos meses, no me lo creo… Yo enganchada a la televisión viendo los partidos del equipo olímpico español de básquet. Pues sí, me los he tragado todos, y el de hoy no podía ser menos. Y menudo partido! Ha empezado justo a las dos de la tarde cuando me sentaba a la mesa a comer. Si hubiera sido otra comida, quizás hubiera cogido el plato, una bandeja y me plantaba delante de la tele, apoltronada en el sofá. Pero… un buen plato de arroz a la cazuela, con su pollo, su sepia, su pimiento morrón…, no lo permite. Hacer eso (lo de ponerse a comer delante de la tele) es imperdonable cuando tienes delante un manjar tan divino (por lo menos para mí, que es sin duda, mi plato preferido). Bueno, pues que me he comido mi plato de arroz en la cocina saboreando cada uno de los bocados, pero con los oídos pegados al televisor, que lanzaba alaridos desde el comedor. Al terminar de comer he salido pitando a mi habitación y el partido no había hecho más que comenzar el segundo tiempo. Me he puesto la tele y me he tumbado en la cama. Qué nervios he pasado! Hacía siglos que no estaba tan en tensión. Jijiji Me veo sentada a lo indio encima de la cama aún sin hacer (no, no soy de las que hago la cama a las tantas de la tarde, pero es que hoy era día de lavar las sábanas, y como que tardan poco en secarse una vez tendidas, estaba esperando a que estuvieran listas para volver a poner las mismas), y pegando unos votes encima del colchón…! No había manera… Los lituanos han estado peleones y a cada vez que anotaban en el marcador, me ponía como una moto. Que si gritos de “!Venga hombres, a ponerse las pilas¡” “!Joder, a correr más que os la meten!”, los “!Ay la leche!” de rigor y la retahíla de palabrotas que inconscientemente te llenan la boca cuando están en vilo.. Menudo partidazo, menuda agonía, menudo subidón de adrenalina más fuerte. Y lo mejor de todo, sin duda… Los gruñidos de mi hermana en la habitación de al lado… Ha estado dos días en el apartamento de una amiga, y ya se sabe que por más que intentes llevar una rutina, cuando estás en la costa, acabas acostándote a horas pequeñitas. Y por eso, según me ha contado más tarde, le he dado la siesta. Las paredes a veces, o casi siempre, son como planchas de cartón, y a mis muestras de efusividad “basqueril”, mi hermana la dormilona no ha hecho más que pegarme bufidos, gruñidos “!Que te calles de una vez!”, “!Jolines tía que pesada estás con el partido!”… y yo me he pegado unas risas más buenas. Risas con mi hermana, porque lo que es con el partido…. Con lo mala deportista que he sido yo toda la vida y con lo poco que me han gustado (y me siguen gustando) los deportes, hasta mi madre se reía al verme tan histérica delante de la pantalla del televisor. He sufrido como una tonta, como no recuerdo haber hecho nunca por un partido de baloncesto, bueno en realidad por cualquier deporte. No es precisamente lo mío.
No os penséis que esto de hablar de deportes va a ser el inicio de una larga amistad, porque si es así lamento deciros que os vais a llevar una gran desilusión. Yo era de las que al dar la segunda vuelta a la pista corriendo ya estaba cansada; de las que cuando llegaba el día de hacer gimnasia en la escuela o en el instituto se ponía de un mal humor que le duraba todo el día; nunca me he llevado bien con los profesores de gimnasia que he tenido durante toda mi vida de estudiante,… Vaya, que he sido una patosa en deportes de dimensiones mayúsculas durante toda la vida, y con la edad que tengo, dudo mucho que cambie de opinión.
Que hoy me haya decantado por referirme a la semifinal de baloncesto ha sido fruto de esta fiebre olímpica que nos contagia a muchos, seguidores o no de cualquier disciplina deportiva. Me he acostumbrado a levantarme todas las mañanas y enchufar la tele a ver qué tocaba ver ese día… Y es que aunque parezca mentira, me va ha dar hasta pena que se terminen el próximo domingo. Voy a tener que desintoxicarme y ya se sabe que las rehabilitaciones a veces pueden ser un poco peliagudas…
No os penséis que esto de hablar de deportes va a ser el inicio de una larga amistad, porque si es así lamento deciros que os vais a llevar una gran desilusión. Yo era de las que al dar la segunda vuelta a la pista corriendo ya estaba cansada; de las que cuando llegaba el día de hacer gimnasia en la escuela o en el instituto se ponía de un mal humor que le duraba todo el día; nunca me he llevado bien con los profesores de gimnasia que he tenido durante toda mi vida de estudiante,… Vaya, que he sido una patosa en deportes de dimensiones mayúsculas durante toda la vida, y con la edad que tengo, dudo mucho que cambie de opinión.
Que hoy me haya decantado por referirme a la semifinal de baloncesto ha sido fruto de esta fiebre olímpica que nos contagia a muchos, seguidores o no de cualquier disciplina deportiva. Me he acostumbrado a levantarme todas las mañanas y enchufar la tele a ver qué tocaba ver ese día… Y es que aunque parezca mentira, me va ha dar hasta pena que se terminen el próximo domingo. Voy a tener que desintoxicarme y ya se sabe que las rehabilitaciones a veces pueden ser un poco peliagudas…
PD: Foto de aquí
3 comentarios:
Yo he visto esta mañana la final ... qué nervios, pero no pudo ser, aunque un segundo puesto contra las máquinas norteamericanas está muy bien.
Yo aún soy de esas que se cansan al minuto de trote,jeje.
La semifinal la escuché por la radio, estábamos en Cambados y, qué nervios.
Hola, Emma, guapa.
Espero no engancharme a tu blog, porque otro trabajo tengo, pero así me entero un poco de lo que haces y como te van las cosas. Pero, hija, con esto de los juegos y el baloncesto ya te estás pasando... Y eso de no dejar dormir a tu hermana, es muy feo, mujer. Yo, por suerte, esta vez casi no me enterado del tema Juegos, porque en casa somos de los tuyos (por lo menos, como eras antes, según comentas), y el único deporte que aguantamos es el de las películas que tratan temas deportivos, y aún así, a veces cuesta.
A ver si ahora que la cosa a cambiado vuelves al redil de los anti-deporte, que es muy feo eso de coger taquicardias por unos cuantos tíos sudados, en calzoncillos, corriendo tras una pelota...
Un besote.
Grishka
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