domingo

NOTTING HILLEANDO A LA ESPAÑOLA

Si estuviera en casa, allá en tierras catalanas, alguien que yo me sé me diría algo como: “Nena, avui estas florida eh?”. Si estuviera a su lado le diría “No només avui, tota la setmana”.

Y es que esta semana que hoy termina, ha tenido de todo: clases amenas; clases soporíferas; estrenarse como profesora de español; recaída al resfriado “fiebroso”; momentos de nostalgia mediterránea; trabajos sorpresa que se convierten en sorprendentemente sospechosos; alguna que otra muestra de arranque de mi carácter explosivo por las “dudosas” costumbres higiénicas de dos de mis compañeros de piso; horas de lectura estresantes; y caída en los topicazos que tan poco me gustan. ¿Es o no es para estar “florida”?

Y ayer llegó la gota que colmó el vaso para rematar estos siete días “morriñosos” y mohínos, marcados por un principio de añoranza de los míos y de mi rutina a más de mil kilómetros de aquí.

¡Qué agobiante es pasearse por un Notting Hill literalmente asediado de españoles! Definitivamente estamos hasta en la sopa. Allá donde pusieras la oreja, oías a catalanes, andaluces, valencianos, gallegos, madrileños… Me parecía más estar paseando por las Ramblas, que no por uno de los barrios más “posh” de Londres.

Lo de agobiante lo digo por una cosa: la cara de zoquetes que tenían algunos cuando contemplaban lo que allí se congregaba. Eran verdaderos “panolis” vestidos a la última moda, pero con una concepción de lo diferente y lo variado, que dejaba muchísimo que desear. A veces me pregunto que porqué se molestan algunos en viajar si lo único que terminan haciendo es criticar todo lo que ven, casi por sistema.
Además, algo como todo esto no es que sea tan criticable, vaya, digo yo…




Y lo de la gota que colmó el vaso es porque, cayendo irrefrenablemente en esos topicazos que tan poco me gustan, no pude evitar acabar comiendo esto:



Sí señores. Paella y choricitos al vino en el corazón de Londres, por gracia de Hermanos García, afincados en esta calle…

… desde hace casi cincuenta años.

No se parecía al delicioso arroz a la cazuela que guisa mi madre y que te quita el hipo. Ni a los chorizos andaluces que mi padre cocina a la parrilla cada vez que en casa se come carne a la brasa. Peero, sí fueron muy aptos para quitarte la espinita de recordar sabores que aunque solo hace cinco semanas, te parecen muy lejanos.

Mal empezamos si con tan poco tiempo comienzo a decir esto, lo sé. Pero es lo que tiene venir de una familia donde se cocina taaaaan espectacularmente bien (y no lo digo yo por formar parte de ella, os aseguro que hay mucha más gente que lo ha comprobado y os lo dirían aquí y ahora), y en la que no somos especiales amigos de salir de restaurantes, precisamente por eso.

Pero es que creo que se me está empezando a reblandecer algo el coco. Ese que según mi madre, siempre he tenido tan duro. Quizás es que estoy perdiendo ese deje inconscientemente intelectual que mi padre siempre me ha dicho que tengo… Será que estoy algo lejos de mi casa y con la distancia todo parece que tiene otro color… O simplemente será que con tanto esfuerzo para amortiguar lo mejor posible el choque cultural, a veces me sorprendo a mi misma divagando sobre lo divino y lo humano sin tener ni pajolera idea de porqué lo hago.

El caso es que ayer me fui al barrio más “in” de Londres y acabé sintiéndome como en la Plaza Mayor de Madrid. Solo faltaba encontrar un puesto de bocatas de calamares (con lo ricos que están), y ponerse a gritar allí en medio “Gibraltar español, Malvinas argentinas”. El día hubiera terminado redondo.

3 comentarios:

Lucía dijo...

Pues por lo que cuentas parece que tiene más sabor español ese barrio que muchos de los de aquí,jeje.

Está bien saber que tienes eso a mano para cuando te añores mucho.

Grishka dijo...

Mira que tener que ir a Londres para "anar a mercat"...

Krambis dijo...

Deu n'hi do... si és que se nos reconoce allá dónde vayamos.. Qué me dices de los gritos. Si es que no se nos puede sacar de casa.

Y lo de la añoranza casi que es normal. Yo me voy de vacaciones 10 días al año a Extremadura y al 3r día tengo unas ganas de volver a Catalunya que no veas.