viernes

SE HA IDO...

Era previsible. En casa se hablaba del tema desde hacía mucho tiempo, pero nunca nos lo tomábamos muy en serio. Que si es ley de vida. Que si tarde o temprano llegará el momento. Que si tenemos que prepararnos… Pero nunca te acabas haciendo a la idea del todo.

Pero sí, el momento llegó. El miércoles. No sé exactamente a qué hora. No he querido ni podido preguntarle más a mi madre. Solo sé que nos dejó para no volver. Que con las caricias de mis padres que no lo dejaron solito ni un momento, y con una inyección que lo sedó sin hacerlo sufrir, se quedó dormidito para siempre.

Era el más pequeñín de la casa. El más “follonero” y alegre. El que siempre estaba ahí a tu lado. Cuando estabas contenta y cuando rutina se derrumbaba un poquito. El que sin mediar palabra era capaz de darte un mundo entero a cambio. El que te miraba directamente a los ojos y te hacía creer por un momento que tú eras su único dios en esta tierra.

Nunca nos olvidaremos de ti. Nunca podremos borrar de nuestras memorias los maravillosos momentos que nos has regalado durante los quince años que has estado en nuestras vidas. Contigo hemos aprendido a ser mejores personas. Y lo hiciste dándonoslo todo, sin pedir nada a cambio. Y no te apenes. Nuestras lágrimas son de tristeza. De dolor. Por no tenerte ya con nosotros. Porque llegaste sin avisar, casi sin querer. Y te has ido también casi sin avisar, sin querer. Como lo hacen todas las cosas grandes e importantes que te suceden en la vida.

Descansa en paz amigo mío…

2 comentarios:

Gallega85 dijo...

Hola Emma,

Sé por lo que estás pasando churriña. Perder a un peludo es tan doloroso como perder a un miembro de la familia. Bueno, es que realmente son miembros de la familia.

Te dejo un texto bastante bonito que me pasaron a mí cuando murió mi Tommy.

"TESTAMENTO Y ULTIMA VOLUNTAD DE UN PERRO

Tengo pocos bienes que dejar, no tengo nada de valor, excepto mi amor y mi felicidad. Pido a mis amos que me tengan siempre presente en su memoria, pero que no sufran por mí. En mi vida me he esforzado en ser para ellos un consuelo en los momentos de tristeza y un motivo de alegría en su felicidad; me duele incluso, que con mi muerte, pueda causarles pena. Es hora de decirles adiós y será triste dejarlos, pero no será triste morir, los perros, a diferencia de los hombres, no temen la muerte.

Quiero hacer una ferviente petición; he oído decir frecuentemente a mis amos: cuando muera no queremos más perros, lo queremos tanto que no los podríamos tener, y yo quisiera pedirles, por amor a mí, que tengan otro inmediatamente, pues no tenerlo sería un triste recuerdo de mi memoria. Quisiera tener la certeza de que por haberme tenido en la familia, ahora ya no podrían vivir sin perro.

A mi sucesor le dejo mi collar y mi correa y le deseo que, como yo, disfrute de la felicidad que yo disfruté en esta casa que es la mía.

La última palabra de adiós a mis queridos amos: cuando visiten mi tumba, piensen en mí, con tristeza, pero también con satisfacción, que aquí descansa una criatura que los amó, y por profundo que sea mi sueño, yo los escucharé y ni siquiera el enorme poder de la muerte impedirá que mi espíritu menee la cola agradecido."

Anónimo dijo...

Uff, lo siento en el alma Emma!!

Los llegamos a querer tantísimo ...

Quédate con los buenos recuerdos que guardas de él.