Ayer me reencontré con la que era hace casi diez años. Me reencontré con la que se pasaba el día entero en la facultad, dibujando las bases de un futuro que parecía muy lejano y que ha terminado llegando de sopetón. Llamando a la puerta y entrando casi sin esperar a que le abran. Ayer volví a ser por unas horas aquella chiquilla llena de proyectos y de sueños. Llena de ganas de comerse el mundo y que pensaba que todo le iba a salir bien en la vida. El caso es que al pasearme otra vez por los pasillos, un sentimiento extraño se apoderó de mi. Un pellizco me sobresaltó el corazón y un nudo en la garganta me hizo saltar dos enormes lágrimas. Una extraña mezcla de lágrimas de pena y de alegría. De golpe me sentí mayor. Cayeron sobre mis hombros todo lo que ha pasado desde la última vez que pisé la facultad. Para muchos estudiar en la universidad fue un simple trámite, unos años de cumplir la papeleta para conseguir un título. Para mí fue algo diferente. Un lugar donde empecé a ser yo, donde empecé a saber qué me gustaba y que no; qué era capaz de hacer y qué no. Una época en la que además me di cuenta que lo mío era estudiar y aprender, aprender por encima de todo.
Me sorprendí y me asusté porque de un mazazo en el estómago, me di cuenta de que habían pasado los años, y que ya no volvería a ser la misma. Y eres consciente de que es algo que últimamente se va repitiendo constantemente. Empiezas a pensar en cosas que hacías hace tiempo y te das cuenta que los años han pasado, y que ya no volverán nunca más. Recuerdas cuando eras pequeña y decías en voz alta: “Guau, cuando tenga veinte años seré muy mayor!”. Se te dibuja una sonrisa entre triste y alegre en el rostro y piensas: “Pues me falta poco para los treinta y sigo estando echa un lío”. Un día te das cuenta que empiezas a tener anécdotas y experiencias que contar, que las cosas no son tal y como te las habías imaginado y que como no te des prisa, el tiempo pasará y te quedarás atrás. Empiezas a tener pasado, y eso te asusta. Te asusta mucho porque sabes que no hay vuelta atrás. Que lo único que puedes hacer es seguir para adelante y procurar ser tú y solo tú, la protagonista de tu vida. Porque es verdad que empiezas a ver que la carretera que has recorrido empieza a ser muy larga, pero también te das cuenta que la que te queda por recorrer lo es aún más...
Me sorprendí y me asusté porque de un mazazo en el estómago, me di cuenta de que habían pasado los años, y que ya no volvería a ser la misma. Y eres consciente de que es algo que últimamente se va repitiendo constantemente. Empiezas a pensar en cosas que hacías hace tiempo y te das cuenta que los años han pasado, y que ya no volverán nunca más. Recuerdas cuando eras pequeña y decías en voz alta: “Guau, cuando tenga veinte años seré muy mayor!”. Se te dibuja una sonrisa entre triste y alegre en el rostro y piensas: “Pues me falta poco para los treinta y sigo estando echa un lío”. Un día te das cuenta que empiezas a tener anécdotas y experiencias que contar, que las cosas no son tal y como te las habías imaginado y que como no te des prisa, el tiempo pasará y te quedarás atrás. Empiezas a tener pasado, y eso te asusta. Te asusta mucho porque sabes que no hay vuelta atrás. Que lo único que puedes hacer es seguir para adelante y procurar ser tú y solo tú, la protagonista de tu vida. Porque es verdad que empiezas a ver que la carretera que has recorrido empieza a ser muy larga, pero también te das cuenta que la que te queda por recorrer lo es aún más...
5 comentarios:
Pues mira Emma, mira adelante, porque la carretera es larga, como dices en tu entrada... ayer te diste cuenta de muchas cosas, pero mañana veras las que hay delante de ti, y todas interesantes :) Yo tambien recuerdo la universidad como la etapa mas importante de mi vida, decidi muchas cosas alli :)
Besos, y gracias por regalarnos este post :)
Es increíble, yo pensaba con quince años que nunca iba a estar tan perdida y confusa como entonces, que en akgún momento no muy lejano cambiaría tod, que las cosas irían mejor y... tienes razón, diez años después sigo así, pero además han pasado diez años.
Una de veinticinco me parecía una vieja!!!!!
Yo también recuerdo mi etapa de estudiante en la facultad con cariño, aunque de ella ya sólo queda el buen recuerdo... pero creo que en aquella época nunca estuve tan perdida como me encuentro ahora, pero sé que tarde o temprano encontraré lo que busco, sea lo que sea...
P.D. Me ha encantado el post :)
Besos,
Lost
Gracias a todos chicos.... Es reconfortante saber que lo que te pasa no es porque eres "rara" sino porque estás vivia, y que es algo común, que no te convierte a ti en el único "bicho raro"...
Abrazos
Emma
Yo creo que eso nos ha pasado a casi todos Emma. No es fácil luchar con las dificultades de la vida que encuentras una vez abandonas el periodo más o menos protegido de estudiante.
Yo cada año que pasa me siento más desesperada por encontrar la estabilidad sobretodo económica que me permita disfrutar de la vida sin excesos pero sin tantas carencias.
Y por encima de todo, con tranquilidad, que es lo que ahora echo en falta.
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