EL DÍA DE LOS LIBROS

Es la fiesta del año que más me gusta. Aunque como viene sucediendo desde los últimos tiempos, todo se acaba convirtiendo en una fiesta comercial. En realidad, y lo digo con la boca pequeñita, es algo normal, pues en un solo día se venden el 20% de los libros que se venden durante todo el año en Cataluña. Pero ahora sí, y a boca llena, digo que la lectura, y de rebote la compra de libros, no es solo cosa de un día. Todo el mundo parece volverse loco comprando y eligiendo libros que muchas veces ni tan siquiera acabará significando mucho como “alimento del alma”. Siempre lo he dicho, aunque reconozco que en los últimos años no he cumplido la promesa. El día de Sant Jordi es el único en que no compro libros, porque los libros se compran durante todo el año. Porque los libros son nuestra puerta al mundo, la puerta a la imaginación, a otras realidades. Los libros son aquello con que se nutre nuestro interior, nuestra sensibilidad, nuestra conciencia de ser humano comprometido con el mundo que lo rodea. Los libros son trasmisores de historias, de vidas, de verdades, de sueños, de reflexiones, de mundos nuevos que se despliegan silenciosos y maravillosos ante nosotros. Los libros pueden ser los mejores amigos en momentos difíciles, en momentos tristes, pero también en momentos alegres y felices. Descubrirlos está a la mano de todos nosotros y negarse a caer rendido a su hechizo es caer en uno de los mayores errores que se puede cometer a lo largo de nuestra vida. Por eso, dejaros rendir a su poder y se convertirá en el mejor regalo y el mejor amigo que hayáis conocido.

Y sobretodo recordad que la lectura es un verdadero regalo de los dioses.