jueves

EL ARTE DEL CAMUFLAJE "URBANO"

Ayer por la tarde cuando salí de trabajar, con mi compañera de fatigas laborales y gran amiga, I, nos fuimos a dar un paseo a la plaza mayor del pueblo. Sí, digo pueblo, porque aunque muchos se “emperren” en decir que es una ciudad, amigos míos, yo digo con todas las letras que pueblo nació, pueblo es y pueblo morirá. Y no es que le quiera bajar la “categoría” en cuanto a denominación administrativo-socio-política (seguro que me acabo de inventar eso, pero bueno) de los núcleos de población, pero es que si vivierais donde vivo yo, estoy segura que diríais lo mismo. (y ahora vendrán las preguntas sobre donde vivo, y os respondo ahora mismo: en un lugar de cuyo nombre no quiero desvelar nada... jajajjaa) Total, que en la plaza mayor se concentraban todos los puestos de venta de libros y rosas, además de todas las terrazas de los bares que allí se concentran. No os podéis imaginar la cantidad de gente qua había por todos lados. En momentos así me da por pensar que parece que salgan de bajo las piedras. Llegamos a la plaza, que está a un minuto exacto del museo donde trabajo, y nada más echar un vistazo rápido al panorama no se me ocurrió nada más que ponerme las gafas de sol. Fue un acto casi reflejo. En eso que I me espetó: “Tú si que eres lista tía. Ante la mirada escrutadota de centenares de conocidos y “conocidillos” te calzas el atuendo de camuflaje”. Pues sí, para qué negarlo. La verdad es que eso de haber trabajado más o menos de cara al público en lugares bastante conocidos en la ciudad, perdón pueblo (ya veis como hasta mi subconsciente me traiciona) desde que tenía poco más de 20 años, hace que acabes conociendo a un montón de gente. No es que sea una antisocial, muy al contrario, pero a veces resulta algo cansino tener que tener la sonrisa dispuesta y las palabras adecuadas para todos aquellos que te vas encontrando a lo largo del día. El caso es que nos paseamos por la plaza y en un momento determinado vi a alguien de quien no sabía nada desde hacía casi un año. Bueno, en realidad tampoco es que hoy sepa nada nuevo, pero vaya, después de un año sin tener ninguna imagen de él, ayer me lo encontré de sopetón. Reconozco que hace un tiempo me hubiera causado un cierto malestar, ayer fue un simple paseíllo. Le pequé un codazo a mi “compi” y hice un “cuerpo a tierra” de esos que te salvan el tipo. Nos encontramos a un amigo detrás de un montón de libros y un besazo y la crónica rápida del día se convirtió en la mejor arma para dejar que terminara de pasara de largo el nubarrón. Hay momentos en que no tienes ganas de afrontar situaciones incómodas que se pueden solucionar echando mano de la improvisación. Y es que el camuflaje, amigos míos, es una arma que no solo poseen los animales. Si nos entrenamos un poquito, podemos conseguir que sea un amigo y compañero de aventuras muy provechoso en la vida diaria...

6 comentarios:

Capazorros dijo...

Si, es un pueblo, si fuera una ciudad no necesitarías camuflaje.
Pasaba por aquí.

MATANUSKA dijo...

holaaa que tal?

un beso

Dña.Manolita dijo...

Srta. WOODHOUSE, ruego acepte el regalito de la Doña...
Besos

Lucía dijo...

Los pueblos tiene esos inconvenientes aunque tienen otras ventajas ...

Nos has puesto una foto tuya en el perfil!! Guapa!! Como posa ella!!

Lucía dijo...

Tienes un meme pendiente aquí.

Buen fin de semana!!

AdR dijo...

Es que donde se pongan unas buenas gafas de sol y un buen libro... las mías las perdí. Pero ya me compraré otras.

Besos :)