En los que no tienes la cabeza para nada. Parece que por más que lo intentes, las neuronas se te van de vacaciones, y si alguna se queda en casa, se niega a levantarse del sofá. Estoy inmersa en una vorágine que parece que no hace más que propiciar eso. Claro que esta que escribe se encuentra en plena crisis de los exámenes del segundo módulo de postgrado y el estrés y el cansancio acumulado empiezan a hacer mella en el ánimo.
Hace un par de días, hablando con mi madre me salió de la boca una frase que pensaba que no saldría jamás de ella: “En menudo berenjenal me he metido yo solita”. Pues sí, un “berenjenal” en toda regla.
Siempre he sido una chica de impulsos, de hacer las cosas a “bote pronto”. Pero a la vez, también muy reflexiva. De las que no pueden evitar tener la cabeza funcionando las 24 horas del día. Una persona a la que quiero un montón, y que fue uno de los mayores puntales en uno de los momentos más duros y difíciles de mi vida, me dijo una vez que eso me permitiría llegar hasta donde yo me propusiera. Recuerdo ese momento como si fuera ayer, y con un cariño muy especial. Aún así, y como que también tengo un lado bastante irónico y según mi madre “soscón”, no puedo evitar decir que ojalá a veces fuera capaz de poner el piloto automático y no estar todo el santo día con las neuronas funcionando. Así no haría falta que de vez en cuando se fueran de vacaciones y me abandonaran como parece que lo han hecho ahora.
Y es que le “berenjenal” en el que me he metido yo solita es precisamente querer tirar “pa’ lante” trabajo, estudios, clases de inglés, y todo el papeleo y ajetreos varios habidos y por haber que están por llegar.
En algunos momentos el desánimo parece que se apodera de ti y te dan ganas de mandarlo todo a paseo. Y esa es la parte irreflexiva y que actúa a lo loco. Pero eso podría ser la opción más fácil y también la que más te haría perder. Luego llama a la puerta la señorita reflexión y te abre los ojos enseñándote que con lo que has llegado a luchar para estar donde estás, tirarlo todo por la borda sería poco más que un crimen.
Es difícil no dejarse vencer por el desánimo, el cansancio y algunas veces incluso por la frustración, pero en momentos como esos parece que mi cabeza sufre una sacudida y una vocecilla me dice: “Niña, tira para adelante con todas tus fuerzas, y verás como a pasos de hormiguilla llegarás a donde te propongas y debiéndoselo solo a una persona: a ti misma”.
Es verdad que las neuronas a veces no parecen estar donde deberían, pero ante vocecillas como estas no puedo evitar pensar que no pienso dejar que se queden de vacaciones para siempre. Y que descansen mientras puedan, porque cuando recargue las pilas de nuevo, no se pueden ni imaginar cuanto trabajo les espera.
Hace un par de días, hablando con mi madre me salió de la boca una frase que pensaba que no saldría jamás de ella: “En menudo berenjenal me he metido yo solita”. Pues sí, un “berenjenal” en toda regla.
Siempre he sido una chica de impulsos, de hacer las cosas a “bote pronto”. Pero a la vez, también muy reflexiva. De las que no pueden evitar tener la cabeza funcionando las 24 horas del día. Una persona a la que quiero un montón, y que fue uno de los mayores puntales en uno de los momentos más duros y difíciles de mi vida, me dijo una vez que eso me permitiría llegar hasta donde yo me propusiera. Recuerdo ese momento como si fuera ayer, y con un cariño muy especial. Aún así, y como que también tengo un lado bastante irónico y según mi madre “soscón”, no puedo evitar decir que ojalá a veces fuera capaz de poner el piloto automático y no estar todo el santo día con las neuronas funcionando. Así no haría falta que de vez en cuando se fueran de vacaciones y me abandonaran como parece que lo han hecho ahora.
Y es que le “berenjenal” en el que me he metido yo solita es precisamente querer tirar “pa’ lante” trabajo, estudios, clases de inglés, y todo el papeleo y ajetreos varios habidos y por haber que están por llegar.
En algunos momentos el desánimo parece que se apodera de ti y te dan ganas de mandarlo todo a paseo. Y esa es la parte irreflexiva y que actúa a lo loco. Pero eso podría ser la opción más fácil y también la que más te haría perder. Luego llama a la puerta la señorita reflexión y te abre los ojos enseñándote que con lo que has llegado a luchar para estar donde estás, tirarlo todo por la borda sería poco más que un crimen.
Es difícil no dejarse vencer por el desánimo, el cansancio y algunas veces incluso por la frustración, pero en momentos como esos parece que mi cabeza sufre una sacudida y una vocecilla me dice: “Niña, tira para adelante con todas tus fuerzas, y verás como a pasos de hormiguilla llegarás a donde te propongas y debiéndoselo solo a una persona: a ti misma”.
Es verdad que las neuronas a veces no parecen estar donde deberían, pero ante vocecillas como estas no puedo evitar pensar que no pienso dejar que se queden de vacaciones para siempre. Y que descansen mientras puedan, porque cuando recargue las pilas de nuevo, no se pueden ni imaginar cuanto trabajo les espera.
6 comentarios:
Hummm... son momentos, todos los tenemos, el cuerpo se niega a tirar palante , pero no se debe uno dejar llevar por ellos en absoluto, lo mas, descansar un ratito o lo que haga falta, para desestresarte y hala, otra vez a tirar del carro.
Besos nena y descansa un poco^^
hola wapa
hoy estoy agotadaaa, no doy pie con bola, me duermo, no paro de bostezar, creo que de un momento a otro mi cabeza va a rebotar contra la mesa en el despacho.
a dormirrrr
besos
Hay a veces que no se sabe que decidir, pero hay que hacerlo.
Un beso
Es que es absolutamente comprensible Emma. Con todo lo que acarreas ...
Pero seguro que en cuanto acabes el papeleo la cosa mejora!!
Besitos
Cómo andas hoy estresada mía?
Besitos guapa^^
Emma, es eso, lo de la vocecilla, escúchala: palante :) Los berenjenales están para pasar por ellos y aprender.
Besos y ánimo
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