sábado

EL INACABABLE MUNDO DEL ESTUDIANTE


Me encuentro en una etapa curiosa de mi vida de estudiante. Y es que por un lado estoy estudiando para ser profesora de Español, y por otro lado estoy estudiando Inglés. En los dos casos actúo como alumna, pero es evidente que con fines totalmente diferentes. En el primer caso se supone que domino a la perfección la lengua y que por tanto me estoy formando para enseñarla. En el segundo, no nos engañemos, me tengo que dejar los “codillos” y las “cejillas” para salir más o menos airosa. Y lo más curioso del caso es que en las dos circunstancias me siento bastante cómoda. Ante esta situación para mí tan curiosa, no puedo más que echarme a reír. Y es que cuando tienes 18 años te venden la papeleta que con la carrera universitaria terminada te comerás el mundo, y cuando lo recuerdas no puedes evitar que te salga una risotada burlona y descreída. Pero entonces, no tenías el privilegio de dominar bastante bien ninguna de las materias. Antes eras un poco “pardilla” y te tenías que armar de valor para tirarte horas y días enteros hincando codos. Antes pensabas que todo podía depender de una nota. Ahora ves que quizás tenías algo de razón con esa idea, pero solo una razón relativa. Porque puedes ser un genio en los estudios, y un “truño” como persona. ¿Entonces de qué te sirven los sobresalientes?
¡Qué poca razón tenían los que te decían que las notas lo eran todo! Porque al final, los que acabaron la carrera con mejores notas que yo, han terminado de becarios “puteaos” y tragándose dobladas las incongruencias del sistema universitario de este país. Y aquí estoy yo, con veintitantos y estudiando como cuando tenía “diecipico”... Por un lado la UNED, por el otro una EOI, y de refilón la facultad que me dio el título universitario que aún sigue chupándome los eurillos con el temido y ya eterno doctorado.
Pero para qué engañarme. Me siento a gusto. Quizá porque es como si hubiera vuelto a los 20, cuando todas las preocupaciones eran aprobar los parciales y que pasar limpia al siguiente curso. Claro que ahora todo ha cambiado un poquito. Entonces solo me dedicaba a eso. Ahora hay que compaginarlo con el trabajo, que lo complica todo bastante más... Y es que quién diga que la vida del estudiante es sencilla, amigo mío, va más equivocado que una buscando bragas en una ferretería...

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Se acaba um dia....
Não nascemos locos .. Nascemos Ocos!
Depois o mundo nos recheia!

Ispilatze dijo...

Podía intuir de tu vocación por las letras. Se huele por aquí. Lo que no sabía (será que casi no lo recuerdo desde los cuarenta) es que el discernimiento se alcanzara, diáfano y natural, a los veintitantos. Me enorgullece seguirte, emma. Me recuerda que la lucha cotidiana es síntoma de lucidez y de perspicacia. Que no somos perros verdes, vamos. También "amo" las letras, lo notarás... Y me maravilla tu forma de presentar el esfuerzo como algo natural y deseable. Enhorabuena!! un beso.

Lucía dijo...

Cuánta razón tienes ...

Cómo nos venden la moto,jeje!!

Yo volvería sin dudarlo a esa época estudiantil que entonces odiaba tanto.

Crítico en Serie dijo...

Ais Emma, te doy la razón. Para mí, hasta ahora la vida de estudiante era una 'VIDORRA'. En cambio, ahora con las prácticas (uni por la mañana, prácticas por la tarde), la vida no és tan divertida. Tampoco es terrible. Es como estar enajenado, que también tiene su gracia.

Silvia_D dijo...

Seguro que tanto esfuerzo se verá al final recompensado , y tú te lo estás labrando a base de bien.
Aprovecha todos tus momentos de estudiante que después los echaras en falta.
Yo lo dejé todo para criar a un hijo, la primera de 5, y me gusta mi vida, pero... ;)
Había estado madurando la idea de retomar los estudios jajaja y es imposible , no hay tiempo material.
Bueno , que me voy a llevar a los enanos al cole cielito.
Un beso y pasa buen día.
Silvia^^

Rhamnus dijo...

La vida del estudiante no es sencilla. La vida del trabajador tampoco. Ni la vida del retirado, ni la del rico, o el pobre, etc, etc. ¿Quién es el afortunado que tiene una vida sencilla, cuando nosotros mismos nos la hacemos complicar la mayor parte del tiempo con cuestiones irrelevantes?
La vida es simplemente eso, la vida. Con sus momentos buenos y sus malos tragos. Disfruta de los primeros y aguanta los segundos. Y así hasta el final.

Paul Varjak dijo...

Qué gran verdad, Emma. Ningún momento de la vida es como te lo esperas o como te dicen que será. Pero creo que siempre depende de cómo viva cada uno ese momento. Ni estudiar era tan bonito, ni trabajar es mejor, ni peor, ni nada.

besis y ánimo con los libros