martes

LO QUE COSTÓ LLEGAR A DESTINO...

Pues sí familia. Ya estoy colocadita en la habitación de mi residencia. Perooooo llegar hasta aquí no ha sido fácil…. Menudo viajecito me pegué yo el viernes para llegar hasta la habitación de mi hotel…
Salí de Barcelona a las once y media de la mañana. Bueno no, rectifico, a las 12, porque como siempre me pasa cuando viajo desde la ciudad condal, siempre pasa algo para que los aviones salgan con retraso. El vuelo fue ameno. Medio dormitando, escuchando musiquilla en el iPod y hablando con mis compañeras de asiento. Una anglo-canadiense con un español bastante bueno, que se llamaba Míriam y que era muy agradable; y una argentina con mucho desparpajo pero sin saber ni papa de inglés (y ni mucha gracia ni encanto personal, para que engañaros), que llegó al aeropuerto con una mochila como único equipaje, sin ni una libra en la cartera, ni hotel para las dos noches que iba a pasar en Londres y que por lo que nos contó, se había pateado media Europa a raíz de una pelea que tuvo con su novio allá por Argentina.

El caso es que cada una pilló su bus correspondiente, y yo el mío, que me tenía que dejar en la estación de Victoria. El viaje duró alrededor de hora y media. Muy tranquilo la verdad, pero…, es que lo duro estaba por llegar. Y lo duro fue moverse por el metro, cargada con un maletón que me llega casi a la cintura, con treinta dos quilos de peso y una mochila con casi otros diez. Y es que no recordaba yo que a los ingleses les gustaba tanto eso de las escaleras en el metro. Porque sí, hay mecánicas, pero mira tú por donde en las paradas donde yo me tuve que mover, todas eran de las “tradicionales”. (Por cierto, ¿como se llaman las escaleras no mecánicas?). Bueno el caso es que en mi periplo por las entrañas de la ciudad encontré varios gentleman (su aspecto físico no lo delataba, pero sí su espíritu de ayuda a una pobre damisela en apuros como yo), me ayudaron a subir y/o bajar tan pesado muermo, por las empinadas escaleras del susodicho tube (como aquí le llaman al metro, digo yo, con lo fácil que es decir “metro”, pero bueno, sí se aferran…). Lo que sí constaté en mis propias carnes durante los casi 60 minutos de trayecto que me llevó recorrer la distancia que separa la estación de Victoria con la parada de Bethnal Green, es que: 1. Los londinense, con esa prisa tan suya, que parece que solo la sufren ellos en este mundo mundial, si tienen que arrollarte viva para conseguir apurar un par de segundillos más para llegar el primero a la plataforma y pillar el tren, lo hacen. No te quede la mejor duda que te pegarán un buen pisotón en el dedo que tanto de duele después de llevar casi 12 horas viajando; te pegarán un codazo en los riñones; un ligero empujón que te hará tambalearte como una hoja,… Todo eso sí, con esa gracia tan suya, que parece que lo hacen sin querer y/o sin darse cuenta, y que además irá acompañado de un desganadísimo “sorry”, más falso que un una moneda de 3 euros. Y 2: Las miradas más que asesina, fusiladoras diría yo, que me pegaban seis de las cada diez personas que pasaban por mi lado, al ver la “maletita” que tenía a mi lado. Eran unas miradas que lejos de ser compasivas y traslucir eso de “pobre muchacha, mira qué cargada va la pobre, debe estar hecha caldo”, decían: “Mira a esa petarda, aquí colapsando el metro con ese pedazo de monstruo que lleva por equipaje. Lo que tendría es que haberse pillado un taxi y dejar de tocar las narices a los que somos gente de bien y necesitamos el metro para llegar a casa, vete tú a saber que llevará esa niñata en la maleta”.

Finalmente, conseguí llegar a mi estación, pero ahí no se terminó todo. Pregunté a un señor autóctono, vaya de esos tan típicos de aquí, con barriga cervecera, tatuaje en el hombre y pendiente-zarcillo en las orejas, donde estaba la dirección que buscaba, y el muy apañado va y…. la caga. Sí… así de claro. Le pregunto si es del barrio y muy amablemente eso sí, me dice que sí, que lleva 15 años viviendo aquí, y va y me dice que el hotel que busco está en la acera opuesta a la salida del metro. Como si yo no tuviera bastante en el cuerpo ya como para empezar a dar vueltas como una tonta buscando el hotel. El milagro apareció caído del cielo en forma de dos chicos españoles que andaban unos metros más allá y a los que conseguí pegarles un susto de miedo. Y es que solté de golpe el asa de la maleta, levanté la mano derecha con los papeles de la reserva del hotel y les grité casi a pleno pulmón: “Vosotros los españoles, ¿podéis echarme una mano por favor?, es que ya no puedo con mi alma”. En ese preciso momento pasé a convertirme en la atracción de feria de los clientes de un pub que, a las cinco de la tarde, como no, ya estaban tragando cerveza como unos descosídos; de unos niños que cruzaban la calle con el uniforme de la escuela, y de una anciana de estilismo más que dudoso que (agarraros fuerte), llevaba una especie de cochecito en el que estaba paseando a un gato! Sin comentarios. No podía ser un momento más surrealista. Qué llegada más apoteósica. Eso, os lo juro yo, me lo guardo yo como uno de los momentos más desternillantes de mi existencia. Vaya, que si todo va a seguir siendo de este nivel, no veáis la de risas más buenas me voy a echar yo por estos mundos de dios…

9 comentarios:

Silvia_D dijo...

CUCUUUUUUUU!! besos y que todo te vaya bien cielito, ya ire leyéndote, brujita :))

Grishka dijo...

Emma, guapa, no tengo muy claro eso del metro sin escaleras mecánicas. ¿No habría un ascensor por ahí perdido? Aunque en ese minimetro de Londres me lo creo todo, porque lo de "tube" le va que ni pintado. No veo ahí a la selección hispana de basquet que tanto te hizo sufrir en Pekín.

Besos y cuida el estómago.

Anónimo dijo...

Emma!

Me alegro que haya salido todo bien!

Menuda aventura con la maleta jaja. La próxima vez que te pisoteen pon sonrisa retorcida y da las gracias bien alto, hazme caso jeje

Argan dijo...

Que gran entrada triunfal!!! Así es como se empieza!! Espero que todo te vaya tan bien como hasta ahora, o tan divertido...

Besos!

Lucía dijo...

Y nosotros contigo, con la gracia con que lo cuentas!!

Me alegro de que hayas llegado bien y ya estés instalada. Sigue informando,jeje.

Simply Me dijo...

Guapisima!!! Menuda odisea para llegar, ahora a disfrutar de esa maginifica ciudad :D Pero que envidia madre mía!! (De la sana por eso, jejeje)

Un besote grande,

Lost

Amateur65 dijo...

UN buen guion para " las aventuras y desventuras de Emma en londres"

un beaso y suerte

Kostas dijo...

Por favor menudo día, suerte que la cosa se compensa viendo a alguien pasear una gato en un cochecito.
Saludos

Capazorros dijo...

Las escaleras "no mecánicas" se llaman:escaleras.
Si es que los ingleses son gente muy suya.
Suerte, saludos a la reina.