Hacía años que no me quitaban el sueño, pero ayer a las dos de la mañana tenía los ojos como platos, y tuve que recurrir a la siempre socorrida estrategia de la lectura en la cama. Solo así conseguí caer dormida.
Mister, la próxima vez que quedemos, si la rutina furiosamente acelerada de esta ciudad nos lo permite, recuérdame que no mezcle esas dos bebidas.
Pues al final, y con mucho esfuerzo, he puesto los pies en el suelo alrededor de las diez. He corrido la cortina y estaba cayendo un chaparrón monumental.
Me han asaltado todas las dudas, porque había quedado con mi querido Sirventés y ante tal panorama…. Pero la propuesta ha seguido en marcha. Lo malo es que, moverte por Londres, en día de lluvia, he descubierto en mis propias carnes, que no es nada sencillo.
He salido de casa a las once y veinte, con la firme voluntad de no llegar tarde como la última vez que quedamos. Ilusa de mí! Al llegar a la boca del metro me he encontrado una chica muy amable, que me ha dicho…”Lo sentimos mucho, el agua ha obligado a cerrar esta estación. Si quieres ir a Liverpool Street tendrás que coger el bus número 8".
Yo y los buses aún no somos muy amigos, la verdad. Tanto es así, que he terminado cogiendo el correcto, pera en la dirección opuesta hacia donde quería llegar yo. Menos mal que me ha dado por preguntar a otro pasajero, si no… He bajado, he cruzado la calle y he esperado a que llegara el próximo en la dirección correcta.
Quince minutos de trayecto y finalmente he llegado a la estación. He tenido que cruzar toodo el hall a contra dirección. ¿Como si yo fuera un barco de esos que se mueven en la Antártica, rompiendo los cachos de hielo?… Pues así… Y lo más curioso del caso es que me he dado cuenta que la gente me iba siguiendo! Por un momento, me he sentido líder del movimiento “los que llegamos tarde en un domingo de lluvia y tenemos que cruzar esta estación tan enorme”.
Un par de trasbordos y finalmente he llegado a destino. La National Portrait Gallery. La meteorología ha obligado que cambiáramos la ruta. Claro que… en realidad tampoco tengo muy clara qué ruta tenía preparada Sirventés…
Si algo tiene bueno ir con alguien que conoce la ciudad, es que puedes poner el piloto automático en cuanto a sentido de la orientación se refiere, y dejarte llevar. La visita se acaba convirtiendo en un paseo mucho más agradable, sin tener que estar pendiente de en qué calle te estás metiendo.
Ahora ya puedo morirme tranquila. He visto en vivo y en directo este retrato…
Y en frente del museo, sin saber exactamente qué hacían allí, ni porque iban vestidos de esa guisa, un grupo tal como así…
Las cosas que tiene esta ciudad. Que como te pille sin la cámara en las manos, te pierdes momentos tan pintorescos como éste.
Hemos salido de allí, andando tranquilamente bajo un lluvia fina y persistente, y hemos llegado hasta Covent Garden.
Un antiguo mercado de abastos, reconvertido en un espacio entre bohemio y de nuevas tendencias. Un espacio cubierto, con un estilo muy mediterráneo y donde al parecer, y según me ha comentado mi gurú londinense, es donde antiguamente se inauguraba la temporada de las manzanas. De ahí eses letrerito tan mono que aparece en la foto.
Hemos seguido paseando y hemos llegado a un espacio como éste…
Por un momento me he sentido como si no estuviera en medio de Londres.
Claro que lo que le ha sucedido después, tampoco denotaba que estuviera donde estaba…
Y al igual que la semana pasada, paseando por Brick Lane y ver los rótulos de las calles rotuladas con una caligrafía algo extraña para mí, hoy he vuelto a ver lo mismo, esta vez, con los ideogramas chinos.
Pero lo mejor estaba por llegar… Y como siempre, amigos míos, referente a las cosas del buen comer… Ha llegado H, la otra mitad de Un Mundo Perplejo, y nos hemos puesto las botas. O si no… Juzgad vosotros mismos esta mesa…
Sé de una que se le tienen que estar poniendo los dientes más largos…. (¿A que sí mi niña?)
Y para rematar la faena y hacer que la aventura haya sido más completita, me he metido de espectadora alucinada en una tienda única y exclusivamente de productos orientales.
Reconozco que la foto no es ninguna maravilla, ni retrata fielmente la cantidad de cosas sorprendentes que allí había, pero… Como ya os he dicho otras veces, tengo poca vergüenza, pero no tanta como para dedicarme a echar fotos bajo riesgo de salir chamuscada por una buena regañina.
La vuelta a casa ha sido algo más sencilla, pero no por eso menos accidentada. Mi parada de metro más cercana seguía cerrada, y he tenido que desplazarme otra vez en los caóticos buses rojos.
Pero el día ha valido la pena. Mucho. Sobretodo porque H me ha dicho algo que me ha hecho mucha ilusión: “Pues tu acento es verdaderamente bueno”.
Dios! Yo nerviosa perdía por mantener mi primera conversación más o menos larga solo en inglés y justo al comenzar me suelta ese piropazo… Con eso y el retrato de don William Shakespeare, voy a dormir yo hoy más ancha que un ocho…
6 comentarios:
En ese pequeñajo de la foto de "nails", el de color rojo que no se como se llama con la terrazita, me comí una pizza cojonuda :)
es un sitio flipante. Yo cuando fui también llovía por desgracia
Ay, hija, pues incluso lo chino tiene pinta de inglés en esas fotos...
En cuanto a tu inglés, no sé, pero tu "catallano", como lo llamaba mi profe de francés en el insti... (a contra dirección). Y es Antártida, que no Antartica, que eso es el título de un tal Vaughan-Williams, a quien debes conocer, por lo menos de oídas.
PD. Estaba leyendo tu última aventura y alguien a quien conoces ha visto esa portada de Diane, a lo que ha comentado, en tono socarrón, "Ah, mira... por cortesía de...) ; )
Hacia tiempo que no me pasaba por aquí. Veo que te va bien y mojado. Me alegro.
Pasaba por aquí, no, por allí.
pero que bien te lo estas pasando Emma
FELIX: Pues habrá que apuntarselo... A una buena pizza no puede negarse uno...
GRISHKA:Tiene pinta de inglés, pero es chino chino, te lo juro... Y mi catallano... me traiciona muchas veces... últimamente tengo la neurona que rige las lenguas, haciendo el pino días sí día también...
CAPAZORROS: Me va bien, muy bien para qué engañarnos... Pues nada, que la brújula te guie bien y vuelvas más veces....
AMATEUR: Sí me estoy divirtiendo mucho, para qué negarlo... Aunque también hay momentos durillos eeeh.... no todo son alegrías...
Es que el metro en fin de semana ni mencionarlo, oiga, que da cada disgusto... Y lo de coger el autobús al revés es un clásico, jejeje
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