Cuando era pequeña recuerdo que pensaba que era una cosa rara. Un sitio donde te vendían libros por correo. Pero eso no podía ser! Los libros se venden en el librería, no te los trae el cartero! Pobre ilusa! Recuerdo que en la última página del Semanario de El País, aparecían los fotos pequeñitas de libros que te costaban 100 pesetas. “-Pero papá, los libros que tu compras en la librería del señor Miquel son más caros, verdad-“ “- Sí hija sí, son más caros. Pero si yo compro un libro en la librería del señor Miguel no tengo que comprar ninguno más si no quiero. Aquí sí que tienes que comprar muchos libros al año. Y yo no tengo tanto tiempo para leer y no puedo ir comprando un libro cada mes-“. Eso pasaba hace 20 años atrás, cuando mi padre echaba más horas que un reloj en la fábrica, para pagar una hipoteca bastante asesina, que tenía la economía familiar en equilibrio constante para llegar a final de mes. Mi padre no podía leer todo lo que hubiera querido, y mi madre se pasaba las tardes y muchas madrugadas en la máquina de coses, terminado infinidad de faldas, camisas, abrigos y vestidos. Tiempo para leer, no había en casa. A esa extrañeza mía de “tener que comprar cada mes un libro”, se le añadía el echo de que eso de que te mandaran los libros a casa se me antojaba como una especie de “secta”. Los identificaba con los testigos de Jehová, que te llaman a casa cuando estás haciendo la comida o cuando estás a punto de meterte en la ducha, y después de pegarte un rollo padre te dan un librito extraño lleno de cosas aún más extrañas. O de los típicos vendedores de enciclopedias, que te quieren vender cincuenta mil tomos que valen más que un riñón y encima te ocupan más de la mitad del mueble del comedor. Durante muchos años de mi infancia no acabé de entender qué significaba ser de El Círculo de Lectores. Hasta que un día mi padre me dijo: “Niña, elige tres libros, que nos vamos a apuntar al Círculo de Lectores”. Yo pensé “ Dios, nos vamos a hacer de la secta-de-los-libros-de-cada-mes”. Los elegidos fueron: El clan del Oso Cavernario, El Nombre de la Rosa y los Pilares de la Tierra. Era imposible que en un sitio donde pudieras comprar eso fuera una secta! Ahí empezó nuestra pequeña historia de amor con el Círculo de Lectores. La hipoteca se terminó y las horas extras de mi padre también. La proliferación de tiendas de ropa más barata que la echa a medida hicieron que mi madre casi abandonara su oficio de costurera. Esas fueron las excusas perfectas para empezar a leer y devorar novelas y novelones. Yo terminé la carrera, y después de un año de crisis de desgana hacia la lectura, causada en parte por la cantidad de horas que me tenía que pasar leyendo durante los cuatro años de facultad, en mi casa nos convertimos todos en convencidos adeptos de la “secta –de-los-libros-de-cada-mes”. Dentro de poquito se cumplirán 10 años, y qué narices! Si todas las sectas fueran como esa... ¿Dónde hay que apuntarse?
jueves
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3 comentarios:
Yo también pertenezco a esa secta ...
La verdad es que yo me los leo todos y los libros son en tapa dura y con portadas monas (aunque siempre pone que son del Círculo).
A mí me encanta el ritual de cada mes de mirar la revista y elegir al próximo candidato. Aunque siempre cae más de uno.
Hay tantos libros que me gustaría leer ...
El del Club de Jane Austen no lo encontré aquí por cierto. Lo tuve que comprar en la FNAC (online por supuesto).
Yo no puedo acercarme a una librería porque me conozco y me llevaría media tienda.
Yo me he sentido tentado mas de una vez a enrolarme en la secta :) pero al final no me he tirado a la piscina, porque soy muy selectivo con lo que leo y aunque hay buenos libros en la secta no me gusta que me "obliguen" a comprar cada mes :) Es que soy mu rebelde, jamia. :D
Luego contesto en Scriptoria, que me ha parecido muy gracioso tu comentario, jajaja.
Besos
Pue es lo único malo que tiene.Todos los meses tienes que comprar.Yo prefiero comprar a mi ritmo y en numero proporcional a lo que voy leyendo...no necesito 10 libros esperandome a que les quite el plastiquito,ja,ja.
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