sábado

MIS CEREMONIAS PARTICULARES


Se acercan, están muy cerquita.... Y una vez más me doy cuenta de cómo pasa el tiempo. Y como con él vamos cambiando. Aún recuerdo la primera vez que los vi. Yo tenía 12 años. ¡Madre mía, ya hace casi 17 de eso! Era cuando aún no existía Canal + y poder enchufarse delante de la tele a ver la ceremonia era tan sencillo como conectarse a segunda cadena de TVE. No como ahora, que tienes que inventártelas todas si quieres pasarte la noche en vela.
Pues nada, que yo tenía 12 añitos, era el 26 de marzo de 1991 y era Semana Santa. Eso era la mejor excusa para levantarme a verlos. Mi madre no me quería dejar. ¡Qué era eso de una niña tan pequeña se levantara a las 2 de la madrugada a ver los Oscars! Recuerdo que me emperré, como siempre hacía de pequeña (yo era una mocosa muy muy cabezota), y después de tanto gruñir, mi padre programó el vídeo para grabarme la ceremonia. ¡Menuda niña más rara! ¡Tragarse ese rollo de más de cuatro horas y encima en inglés! Pero sí, me la tragué. Grabada en vídeo pero me la tragué.
Fue el año en que Kevin Costner arrasó con su Bailando con Lobos y parecía que iba a ser el nuevo Orson Wells de Hollywood (como han pasado los años y han demostrado cuán equivocados estaban los que lo predijeron). El año en que Julia Roberts se hizo famosa con la historia de una dudosa cenicienta-prostituta en Pretty Woman y con la que parecía iba a conseguir su primer Oscar (tuvo que esperar bastante hasta que le llegara su oportunidad con Erin Brocovich). El año en el que Katy Bates, demostró que para ser actriz no hay que ser una belleza salida del quirófano. Convenció y ganó el Oscar a la mejor actriz por el escalofriante papel de una buena samaritana americana totalmente desequilibrada, en el escalofriante relato Misery, de Stephen King. Y también el año en el que una mujer de color, Whoopy Golberg, ganaba el galardón a la mejor actriz de reparto.
Sé que en aquella época no sabía quién eran más de la mitad de los que desfilaron por el escenario del Dorothy Chandler Pavilion, pero sí recuerdo todo lo que para mí significó ver aquella ceremonia, aunque fuera grabada. Si cierro los ojos aún recuerdo que me levanté muy temprano (para mí, levantarme a las 9 un día de vacaciones era muy temprano), me puse mi batín azul, me preparé el desayuno y me senté en el sofá a ver los Oscars. Fue como un pequeño triunfo. Me sentí mayor. Porque estaba mirando algo de lo que estaban hablando todos los informativos de la radio. Porque no era ningún programa de dibujos animados sino algo que hacía que mucha gente de este país se pasara la noche en vela...
Los años han pasado, y después de una adolescencia esperando ilusionada que llegara cada año el momento de las nominaciones, la parafernalia hollywoodiense ha terminado convirtiéndose en eso, simplemente parafernalia. Antes procuraba ver todas las películas nominadas, hacer porras con los amigos, buscarme como fuera la manera de ver la gala (porque La 2 dejó de emitirla y sólo los abonados a Canal + podían verla), sentirme emocionada por pasar una noche en vela... Esa efervescencia ha desaparecido. Ya no despierta en mi más que simple curiosidad de espectadora algo incrédula y sobretodo el nostálgico pensamiento de “!La de años que me pasé levantándome a las 2 de la mañana para seguirlo en directo, aunque solo fuera en la radio!”. Las cosas cambian con los años, y nosotros cambiamos aún más rápido. Por eso lo único que nos queda es el recuerdo agradable y la sonrisa dulce pero triste a la vez, por un paso del tiempo que nunca se detiene.

2 comentarios:

Lucía dijo...

Es ley de vida que vayamos evolucionando en nuestros gustos, seguro que has encontrado otras cosas que ahora te interesan más.

Yo la verdad es que nunca he sido capaz de renunciar a mis horas de sueño como no fuera por un buen libro, así que esta ceremonia nunca me ha tentado demasiado.

A ver si gana Bardem!!

Crítico en Serie dijo...

Mis primeros oscars fueron con Shakespeare in Love, con Gwyneth y Steven Spielberg de ganadores. ¡Siempre he adorado los oscars! Pese a que me indigno y los mando a la mierda cuando no gana quien yo quiero (como pudo la mente maravillosa robar el oscar a moulin rouge? Y chicago a las horas?)

Y los he escuchado por la radio, los he seguido por internet y los he mirado en la tele (aquellos maravillosos años que tenía canal +...)

Pero este año me supero y los miraré en directo desde la redacción, ayudando en la actualización online de un periódico. :D

A diferencia de ti, yo no he perdido la esperanza. Esa parafernalia me tiene enamorado. Y te digo yo, como me llamo Pere, que algún día estaré en la alfombra roja entrevistando a los nominados. Es uno de mis propósitos en esta vida. jejej