CUANDO LOS CUESTIONARIOS TE DEJAN MEDIO "LELA"

Se terminaron los exámenes del segundo módulo de la UNED, ante lo cual es de obligada exclamación la frase: ¡Por fin! Y es que sí, los poco más de 100 alumnos que tuvimos la genial idea (y podéis ponerle un doble sentido al adjetivo “genial”, os doy permiso), finalmente hemos terminado de machacarnos el cerebro. No es que se haya terminado, pero las tres asignaturas que me acompañarán a partir de ahora y hasta el próximo 15 de junio no son tan pesadas e incluso retorcidas como las que hemos “sufrido” des de principios de marzo. Ha sido complicadillo eso de tirar pa’ lante’ con tres asignaturas que me han costado más de un disgusto y más de una noche sin casi poder dormir: El componente pragmático del español como 2/L; Pronunciación del español y su didáctica como 2/L y Problemas de gramática española y su didáctica como 2/L. Y especialmente este último, nos dejó algo tocados a todos. Y es que no es lo mismo hacer un examen con papel y bolígrafo, que ver las preguntas y las opciones múltiples de respuesta en la pantalla del ordenador. Se te acaban juntando las letras y parece que nada de lo que lees tiene sentido. En el espacio común de “Cafetería” en el que nos encontramos todos los alumnos matriculados en el curso, una de mis compañera tuvo la genial y ocurrente idea de colgar algo así, en respuesta a las “comidas de tarro” que nos han requerido los exámenes de este segundo bloque de tres asignaturas:

Pregunta:

Un perro va por la calle y cruza.
a) Es un atributo y es inmune a los coches.
b) Como pone “un perro” significa que no es tuyo
c) La calle es peatonal
d) Todas las respuestas son falsas pero a y b son correcta.

¿Os podéis imaginar qué significa esto? Cada uno que me responda lo que quiera, pero para mí no tiene más que una explicación: es una abstracción cómica y algo esperpéntica de lo idiota que te sientes cuanto te tienes que plantar delante de una pantallita de ordenador, donde las posibles respuestas tienen tantas similitudes entre sí que acabas casi volviéndote bizca intentando dilucidar cual es la palabreja causante de la mínima diferencia y que por tanto te da la pista hacia cual de las respuestas debes decantarte. Eso que explicado parece tan difícil, en la práctica no es tan complicado de entender. Se traduce en a) respuesta que te parece correcta; b) respuesta que te parece correcta pero tiene algo que “chirría” y te tiene en duda; c) respuesta que ves bastante claramente que no es correcta, pero que sabes que puede estar puesta con putería para “pillarte”; d) respuesta que te dice que una o dos de las anteriores es correcta. Pero, ¡por el amor de dios!, ¿qué clase de pregunta es esa? Y aún más, ¿en qué cabeza humana cabe plantear una opción como esa, si no es que esa cabeza pertenece a alguien que es un verdadero “tocapelotas”?
Ante más de siete días intentando mantenerme cuerda en medio de tal cantidad de jeroglíficos en esencia tan sencillos pero de construcción sintáctica y semántica tan sumamente enrevesada, esta extraña lógica “cuestioneril” ha hecho mella en mí. Y la prueba más evidente es que la capacidad de reflexión y la de coherencia narrativa se me han quedado con unas ganas de irse de vacaciones… Por eso no os extrañéis si al llegar a este punto todo lo que hasta aquí habéis leído es un tremendo dislate…